La luz, esa fuerza primordial que da forma a nuestras percepciones y nos conduce a través del laberinto de la existencia, es el núcleo vibrante que impulsa la esencia misma de nuestra humanidad. En la exposición “Habitar la Luz”, las visiones de las artistas Antonia Prida y Catalina Maruri convergen en una danza visual que nos invita a explorar la magia y el misterio de este elemento esencial.
Con una mirada íntima y poética, Prida y Maruri nos transportan a un viaje sensorial donde la luz se erige como un lenguaje silencioso, un testigo mudo de emociones y significados profundos. A través de la pintura y la fotografía, estas artistas nos invitan a disfrutar de un diálogo fascinante entre luz y sombra, color y textura, creando una experiencia visual que trasciende la superficie para capturar la esencia misma de la luz.
En las obras de Antonia Prida, la luz cobra vida como una fuerza dinámica que anima sus lienzos. Al trabajar con acrílicos, tiene la ventaja de poder jugar con la transparencia, la opacidad y la mezcla de colores para capturar diferentes calidades de luz. Desde lo cotidiano hasta lo onírico, Prida modela paisajes impregnados de luz, invitándonos a contemplar la belleza en su estado más puro y a apreciar la luminosidad que yace en cada rincón del mundo que habitamos.
Por otro lado, a través del lente perspicaz de Catalina Maruri, la luz se convierte en una narradora de historias visuales. Sus fotografías trascienden la realidad para explorar la poesía de la luz en cada detalle. Desde la suavidad de la luz matutina hasta la intensidad del resplandor nocturno, Maruri nos invita a contemplar la vida cotidiana con nuevos ojos, revelando cómo la luz transforma cada escena en un escenario de misterio y maravilla.
“Habitar la Luz” nos lleva a una experiencia sensorial donde la luz es la protagonista indiscutible. A medida que recorremos las obras de Prida y Maruri, somos guiados por la luz que habita en cada trazo y cada imagen, recordándonos que la luminosidad es mucho más que un fenómeno visual; es una fuerza que influye en nuestra conexión con el mundo que nos rodea.
La colaboración entre ambas artistas, criadas en un entorno campestre, anuncia una exploración íntima y evocativa de la luz natural como fuente de inspiración. Su trasfondo compartido en la naturaleza enriquece la autenticidad y profundidad de sus trabajos, estableciendo un terreno propicio para una expresión artística tanto íntima como universal. Este enfoque resalta la conexión primordial con el entorno natural, donde la luz modela los espacios y vivencias.
“Habitar la Luz” es un llamado a la contemplación, a explorar la relación entre la luz y la experiencia humana a través de las distintas perspectivas de Antonia Prida y Catalina Maruri. Que esta exposición sea un recordatorio de que la luz, en todas sus formas y expresiones, es un testamento de la belleza que se encuentra en nuestro propio acto de habitar el mundo.